De la cancha a la pantalla

Este no es el típico relato en el que el niño tiene un papá deportista y quiere que su hijo siga ese mismo camino. Se trata de Henry Junior Ramos, un joven samario quien cuando pequeño su papá le contaba que a él le gustaba el futbol y que en algún momento pensó en jugarlo profesionalmente, solo que no tuvo el apoyo de sus padres. Su papá tenía problemas económicos y a su mamá no le gustaba este deporte.

Ahora el caso de Henry Junior es distinto, sus padres sienten suyo el sueño y tienen la esperanza de que su hijo logre esa meta: jugar en la liga de fútbol profesional colombiano y por qué no, a nivel internacional.

Con tan solo 3 años y en compañía de varios de sus primos, inició su carrera como futbolista.

El primer equipo para el que jugó se llamó ‘Las Glorias del Magdalena’, a cargo del profesor Peñaranda, una de las viejas glorias del fútbol de Santa Marta, quién fue campeón con el Unión Magdalena en el año 68. Buen arranque ¿no? Tan solo ese inicio en las manos de uno que sabe alimentaba el sueño.

En esta primera escuela de fútbol, en la que encontrar el enfoque y la vocación era una premisa, se veía a los infantes que con la inocencia de la edad corrían detrás de un balón sin saber que lo que estaban persiguiendo era un sueño. Sin más gozo que el de patear una pelota. Fundamentación y vocación, era lo que sembraba en los pequeños el profe peñaranda.

La siguiente parada fue en el equipo “El Man Está Vivo”, escuela de fútbol del conocido padre Alberto Linero. Allí las los entrenamientos eran todos los sábados y los partidos se jugaban sin falta los domingos.

Para motivar a estos pequeños, el padre Linero les mostró varias de las grandes figuras que por aquellos tiempos estaban en pleno furor en el fútbol profesional de Colombia. Estrellas como Víctor Danilo Pacheco “Pachequito”, Iván René Valenciano, Carlos Alberto “El Pibe” Valderrama, la Puya Zuleta y otra constelación de figuras que despertaban las ganas por seguir en este camino que a futuro podía darles la oportunidad de ser tan grandes como ellos en el balompié colombiano.

Tener la oportunidad de encontrar grandes futbolistas en el camino y recibir de estos consejos, fue una experiencia maravillosa que marcó a Henry. Fue gracioso cuando en uno de esos encuentros le pregunta a Iván Rene Valenciano por la forma de cobrar un penalti y este responde simplemente: “mijo, apúntele a la cabeza del arquero y vuélesela, que si no hace el gol le vuela la cabeza al arquero”. Consejo sencillo pero sublime que marcó  un punto importante en su carrera futbolística que a los 8 años de edad prometía algo más que gloria.

A sus 10 años ya se perfilaba como un gran defensa central. Tuvo la fortuna de aprender cómo era el fútbol de calle, el fútbol que se jugaba en el barrio. Ese que con unos ‘arquitos’ o un par de piedras gozaba de una mística callejera que no se encontraba en las canchas de grama.

Así es como abandona por un tiempo el césped para tomar ‘clases’ de futbol en el pavimento o en las polvorientas calles de Santa Marta. Jugando con personas mayores que él. No le importaba. Quería untarse de malicia, entendiendo que el juego sucio y las artimañas de un deporte que aunque con reglas claras, también requiere de tener un poco de malicia en la sangre.

Luego de esto regresa a las cachas con algo más de experiencia, sería su sueño y su meta. Ya más enfocado en lo que sería su vida deportiva, llega al Club Deportivo Bastidas con algo más de fundamento a la hora de jugar y con un futbol más ordenado a nivel táctico.

De la mano de Danoy Pacheco y Rafael Pacheco, a los 12 años es convocado a la selección de Pescaito, el barrio del ‘Pibe’, para jugar en el torneo Pony Fútbol. Allí José Otero ve su calidad y lo llama para que juegue en la que sería su primera Selección Magdalena. ¡Meta cumplida!

Sin embargo, Henry nunca se presentó a estas convocatorias. ¿Qué pasó?

“Son cosas del destino. Sabía que las convocatorias tendrían a más de 200 aspirantes a un puesto en la selección Magdalena. Quizá eso me desmotivó. Pero después de 3 meses cuando ya habían hecho varios filtros, solo quedaban 30 jugadores, y es en este entonces cuando mi papá me motiva a que me presentara a ver qué podía pasar. Así que cogí mis guayos y mi uniforme y me presenté”.

En solo 5 días de entrenamientos y en contra de todo pronóstico logra encajar perfectamente en el equipo y conseguir la titular, para luego de dos meses quedarse fijo en la Selección Magdalena de Fútbol.

Aquí ya las cosas comenzaron a cambiar. El ambiente era distinto, las exigencias y el nivel también. Comienza a vivir experiencias similares a las de un futbolista profesional. Los viajes y los hoteles empezaban a hacer parte de la rutina.

Su primera experiencia nacional fue en el primer zonal en Bucaramanga. En la ciudad Bonita Magdalena se enfrenta con Norte de Santander. Luego en Barranquilla llegó a jugar la semifinal con Antioquia.

Henry tiene el orgullo de ser el mejor defensa central  en ser llamado a jugar de la selección Magdalena en siete ocasiones.

Tenía 17 años cuando jugó por última vez en la Selección Magdalena. En un diciembre, le llegó la navidad a Henry. Fue fichado por el manager de Millonarios Fútbol Club en el departamento de la Guajira. Para enero debía estar en la ciudad de Bogotá emprendiendo un nuevo camino con uno de los grandes del fútbol profesional colombiano.

Todo estaba listo para emprender la senda del éxito en el fútbol. Sin embargo, el destino le pone una piedra en el camino y su estancia en el club ‘Embajador’ ya no sería como se la habían pintado.

“Tuve que poner en la balanza si quedarme en las divisiones menores de Millonarios o  las divisiones inferiores del Unión Magdalena, el equipo de mi tierra y de mis amores; me encontré en un punto que si pensaba con el corazón o con la razón que era la grandeza de pertenecer a este equipo. Son cosas del destino, resulta que el técnico que me llevó a Millonarios, Juan Camilo Valencia, renunció por ir a trabajar con Equidad Seguros, dejando a un lado y en el aire todo el trabajo realizado. Y faltando un día para cerrar el fichaje de jugadores estaba aún sin ser inscrito como tal en la plantilla oficial del Millonarios. Siendo esto un golpe duro, tomé la decisión de venirme para Santa Marta con todos mis papeles sin medir consecuencia alguna de lo que quizá podría representar abandonar el barco en un momento tan importante de mi vida”.

Al llegar a Santa Marta, Henry se va para la cancha del sur a eso de las 3 de la tarde con todas sus pertenecías. Allí estaban reunidos algunos directivos del Unión Magdalena.

“Ese mismo día me inscribieron en horas de la noche y el día domingo en la mañana me llevaron a entrenar con el equipo profesional, teniendo en cuenta la experiencia que tenía”.

El cambio de clima fue factor influyente en su rendimiento en la cancha. Le afectó tanto que solo permanecía 15 minutos en la cancha durante los entrenamientos, pero el técnico del Unión en aquel momento, Fernando Velasco, se enamora de un fútbol responsable y con calidad. Tanto así que este entrenador lo llegó a comparar con Andrés Escobar quien era un ejemplo futbolístico a seguir.

El Primer partido profesional fue contra Barranquilla FC; quien contaba con una nómina muy amplia, con jugadores como Andrés Casaña que había sido jugador de Junior, Envigado y Nacional meses atrás. Junior, Real Cartagena, Alianza Petrolera, hicieron parte del ramillete de equipos contra los que jugó pero fue Popayán quien se llevó el honor de enfrentarlo en calidad de debutante desde el primer minuto. “Eso fue una felicidad enorme y uno de los momentos más grandes en mi vida”, comenta Henry.

11:00 de la mañana cita para salir a Barranquilla, vuelo directo a Bogotá y de Bogotá a Popayán para enfrentarse con ese primer momento tan esperado. Partido maravilloso donde el talento, acompañado de nervios y de la poca experiencia en las grandes ligas del fútbol no hizo daño alguno para pasar la prueba y rendir satisfactoriamente en la cancha.

Sale Velasco de la dirección del Unión y llega a la dirigir el profesor Eduardo Julián Retat de quien se decía que no era de su agrado jugar un fútbol con niños, lo que generaba nervios entre los menores de este plantel. Sin embargo, Henry era distinto, su vigor y furia en la cancha, fueron fundamentales para que Retat lo tuviera en cuenta para seguir su camino en el equipo.

El siguiente reto fue contra de Valledupar FC, teniendo como expectativa romper con el tabú de que los partidos contra este equipo siempre eran muy cerrados con marcadores de 2-2; 1-1; 1-0; 0-0. Un partido con un ambiente bastante tenso en el terreno de juego fue el factor que acompañó a los jugadores, mucho rose; pero Henry seguía firme en la cancha mostrando una vez más que el futbol era la mejor decisión que había tomado y que tenía el don de responder por la última línea de su equipo, dejando así a su técnico una vez más enamorado de su futbol; jugó todos los partidos de copa de fútbol profesional colombiano en la primera B como titular.

Luego, sale Retat del control del equipo bananero y llega Carlos Silva, con quien en algunos años atrás cuando este era director técnico en las divisiones inferiores del Unión tuvo algunas diferencias. Esto llevo a su pérdida de ganas de seguir en el club.

El Unión se convirtió para ese entonces en una pérdida total de tiempo para los futbolistas con visión ya que numéricamente hablando, la tabla de ventas de este club nunca fue superior a cero por lo que dejo de ser para él un camino amable futbolísticamente porque entre otras cosas sus derechos pertenecían totalmente al club.

Al llegar Silva al plantel en calidad de técnico el camino se tornó oscuro debido a las diferencias que se hicieron muy evidentes y dándole una visión totalmente opuesta a sus 19 años, sin opción de salir a otro equipo y ni con esperanzas de poder seguir con el buen camino que tenía en este antes de Silva.

El Unión perdió 27 jugadores, el descontrol que se plasmó en el equipo, la falta de buen futbol y sin apoyo de ningún tipo para otra forma de crecimiento en sus jugadores, siquiera en lo educativo por ejemplo. Ya en noviembre del 2015 la historia en el club bananero empezaba a tornarse de gris a negra

Para el 2016, en la pretemporada el ‘Ciclón’ se enfrentaría a Pasto en calidad de visitante. Eso fue miércoles de ceniza a las 9:00 de la noche y antes de pisar la cancha, la realidad frente a la expectativa que tenía cuando entro al club llevó al piso los ánimos.

Hinchada samaria sin falta, comienzo del partido y en el arranque cayendo 1 – 0, para luego de esto aún sin ganas, pase gol para el 1 – 1, 2 – 1; abajo nuevamente en el marcador final. Diferencias, tristeza, desgano, decepción con lo que pasaba internamente en el club; cúmulo de sensaciones que lo llevaron renunciar al club de quien hasta hoy en día se comenta en radio con la gran incógnita de “¿Qué paso con el central Henry Junior Ramos Aguilar?”

En una decisión trascendental Henry toma el camino del estudio.

“Hoy me siento muy bien, se puede decir que con gran amor estudió y la verdad es que abandoné el futbol a raíz de una serie de eventos desafortunados para mí”, afirma.

No fue fácil retornar a las aulas. Pasar de las canchas al salón de clases para Henry fue también cambiar el estilo de vida, la rutina, las ideas y algunos sueños.

“Gran temor, 4 años sin tomar libro y lapicero, imagínate 4 años sin saber que era estudiar por aportar a mi vida y al fútbol de esta ciudad, que lastimosamente y aunque duela decirlo, la falta de valor a la calidad humana se vuelven el día a día de los que tienen a cargo los sueños de los que pisan el césped domingo a domingo en el Sierra Nevada”.

Ya en sexto semestre de comunicación social, decidió mirar el fútbol desde otro punto de vista más objetivo y desde las gradas. Henry conoce de fútbol, vive el fútbol y lo jugó por tanto tiempo que se puede decir, es una autoridad en el tema.

Hoy en día comparte la pasión del fútbol con hinchas y amantes del deporte, ya no desde las canchas, ahora lo hace desde la pantalla.

Su opinión como conocedor de este deporte aporta al crecimiento del periodismo deportivo de la ciudad, no solo por tener el conocimiento de cómo se juega al futbol, sino por su carácter, que así como en las canchas sabía pararse muy bien, ahora lo hace con gallardía y respeto frente a una cámara de televisión.

Su programa “Tribuna Deportiva” se transmite por el canal Eclipse TV. Allí participa en calidad de panelista y analista del Unión Magdalena, equipo que alguna vez lo hizo grande y llenó su alma y corazón de gran orgullo. Está siguiendo el consejo de su papá, que no abandoné el deporte, que siga adelante así sea desde la “Tribuna”.

Aun espera, quizá el destino le guarde una sorpresa y le dé una última oportunidad de jugar y de pisar la cancha que alguna vez fue como su segundo hogar.