El Mar Menor y su comarca ha sufrido durante varias décadas una cuchillada tras otra hasta el estado actual de coma.
Hasta los años 90.
La práctica generalizada de agricultura en el campo de Cartagena era el cultivo de secano. Se realizaban riegos a manta a partir de una red de pozos que estaban repartidos a lo largo y ancho de la comarca. Con la sequía acontecida en los años 90, estos riegos se tuvieron que realizar con mayor frecuencia por lo que sobrexplotaron el acuífero, cuyo efecto fue la intrusión marina del propio mar Menor que lo salobrizó.
Por otra parte, el boom de la construcción alrededor de la laguna generó varios impactos que no facilitaron el buen estado del ecosistema. Se abrieron varios canales en la Manga, favoreciendo la mezcla entre masas de aguas entre el Mediterráneo y el Mar Menor y la entrada de especies invasoras hasta ahora inexistentes en la laguna como la medusa. Se redujo grandes superficies naturales para convertirlas en urbanizaciones, aceras y asfalto por lo que la absorción natural de la cuenca disminuyó, sobre todo en las proximidades de la propia laguna.