Ahora que las sonrisas andan ocultas, también se ocultan el odio y las mentiras; todo queda detrás de una mascarilla. Para más seguridad, mantenemos una distancia, no sea que nos rocemos; así de distantes nos hacen sentir; tal y como ellos lo han estado siempre de la realidad social. Reproducimos, a pies juntillas, las recomendaciones del poder, de los poderes; Cuantos son? De donde viene tanto poder?
Aquí nos tienen a merced de su santa voluntad, hemos vuelto a la casilla de salida; pero ésta casilla no es nuestra casilla, es la casilla que nos han preparado concienzudamente esas mentes en las que hemos delegado nuestras vidas. Estas vidas vendidas al mejor postor, al único postor, que ha resultado ser el impostor que temíamos que era.
Permiso para salir, para ver a los seres queridos, para besarse, para abrazarse, para dialogar o escuchar música, para ver una película o una obra de teatro; para trabajar? No!; sobre todo, cuando se trata de trabajar para la gran industria, que no puede permitirse el lujo de perder ni un céntimo; las pequeñas empresas, las personas autónomas, las paradas, las que escriben, las que enseñan, las que se ocupan de mantener nuestras ilusiones, las que encienden una luz en mitad de nuestra oscuridad...Quedamos sin permiso, porque el PODER vela por nuestra salud, aunque nos inocule el veneno del miedo bajo la piel, aunque nos someta al aislamiento más atroz, aunque nos haga policías de nuestros vecindarios, aunque esté fomentando la más temible de las insolidaridades.
Hacía mucho que ningún estado tenía tanto poder sobre sus ciudadanos, ahora el control más cruel e inhumano, lo recibimos con aplausos, con himnos, con vítores, con regocijo.
Estamos en una casilla de partida que no es la nuestra, es la que han querido otros, porque hemos querido que piensen y evitarnos el trabajo de hacerlo. Vamos a seguir engañándonos, vamos a seguir creyendo en la mentira como única posible salvación de la humanidad. Muy humano!
Lo contrario al AMOR, no es el odio; es el MIEDO. Cuando el miedo nos domina somos incapaces de movernos, somos incapaces de sentir otra cosa que miedo, somos vulnerables, incluso nuestro sistema inmune se deteriora; no hablemos de la calidad de vida. El Poder enseña los dientes, muestra sus cartas sobre la mesa y la ciudadanía tiembla como nunca. Lo hace amparado en el interés general; pero va tomando cumplida nota de nuestras reacciones, de aquellas personas especialmente susceptibles al sometimiento, de las que se pliegan por necesidad y de las que pasan absolutamente de someterse. Ya verás que todo será distinto cuando salgamos de la crisis en que nos encontramos; pero no será mejor, será distinto. Se nos va a hacer difícil abrazar a un amigo, a un ser querido, a una persona conocida y mucho más a alguien que nos presenten y este, es el menor de los problemas que vamos a tener en nuestras relaciones con otras personas. Nos vamos a mirar como antes? Las reuniones están limitadas por tiempo indefinido, casualmente, las de tipo cultural y las reivindicativas, les solían resultar molestas a los poderes. Otros, mientras tanto, se bañaran en agua bendita para evitar cualquier contagio.
Si algo saco en claro de todo esto, es que el Sistema en que hemos venido viviendo hasta el momento, no tiene soluciones y si plantea problemas irresolubles. Está claro que la campana nos ha salvado del apocalipsis al que estábamos abocados, de momento. Si volvemos a cometer los mismos errores, seguiremos el camino de los dinosaurios y los miles de especies desaparecidas. Si seguimos confiando en que son ellos quienes nos van a sacar las castañas del fuego (entiéndase por “ellos”, a los poderes políticos, económicos, religiosos), vamos a un fin anunciado. La alternativa está en la conciencia de cada uno de los seres que somos, en nuestro ADN, en nuestra propia capacidad de supervivencia. El problema a erradicar es la falsa información que se nos inyecta a través de los medios, que son “sus” medios; a través de sus fieles lacayos y la de aquellas personas que resuenan en eco. “NO HAY QUE DEJARSE ENGAÑAR”; difícil equilibrio entre tanta mentira, entre tanta confusión; “A río revuelto...”
La honestidad ha quedado en desuso, no es muy recomendable en los tiempos que corren, el sistema ha destrozado el sentido de las palabras, el sentido de la PALABRA; porque ha sembrado el miedo en mitad del huerto de las ideas y éste ha crecido como la mala hierba. Toca identificarla y exterminarla, toca remangarse para poder meterse entre tanta zarza, o protegerse para que no se nos enganche. Liberarse del peso de lo aprendido, para aprender a aprender y sacar de paseo la creatividad propia.
Te aburres? A mi me falta tiempo al final del día, siempre se quedan cosas sin hacer; porque hay tanto por hacer! Mantenerse consciente es un trabajo arduo que proporciona una felicidad calmada, de esas de andar por casa y con las que dibujar la necesaria sonrisa, que ponga en confinamiento al Miedo.
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