Intensa la semana que hemos vivido; como surgidos de los rincones donde la sombra propicia un poco de respiro, aparecemos en distintos ámbitos interconectados e interconectando. “Somos siempre los mismos”, puede que se deje caer de alguna boca; somos los de ahora, diría yo, como respuesta; porque es posible que se repitan caras en algunos casos; pero no se puede generalizar tampoco en éste caso.
Hemos pasado por las asambleas convocadas por Docentes y LGTBI+, por la de la Plataforma por la Sanidad Pública. Por las concentraciones en el Icue (dos, ésta semana), cumplimos con nuestro tradicional paseillo de “Los Lunes al Sol” y, esta mañana, gritábamos a las puertas de una Asamblea Regional vergonzante, el grito que da título al presente artículo.
Han pasado ocho años desde que nos reunimos bajo éste grito, para nuestra desesperación, hoy sigue más vigente que nunca. Hemos avanzado en algunos aspectos; pero nos estamos dejando atrás principios fundamentales, valores que habíamos atesorado, derechos irrenunciables.
Para cualquier ser consciente de los movimientos políticos que se suceden en los últimos días, tiene que resultar más que evidente la certeza que asevera el grito “NO NOS REPRESENTAN”.
No podemos sentirnos representados por aquellos que son incapaces de articular acuerdo para cumplir con los mandatos de sus electores. No podemos sentirnos representados por quienes anteponen los intereses partidistas u otros intereses ocultos, ante los intereses de las mayorías. No podemos sentirnos representados por quienes siguen negando derechos que deberían ser de todas las personas. Ningún ser humano es ilegal, nadie puede decidir la elección sexual de otra persona, nadie puede negar el derecho a la salud, nadie puede negar el derecho a una vivienda digna, ni a una vida digna.
Hoy tenemos en nuestros parlamentos a seres (había que darles un nombre), que se otorgan el poder de decidir por los demás, que niegan derechos fundamentales, que son un peligro para la democracia que tanto nos ha costado a millones de españoles.
Por eso se hacía necesaria nuestra presencia en la Asamblea Regional, poco importa que seamos los que seamos. Hoy, el Sr. Casado ha venido para felicitar a su marioneta en nuestra Región D. Pimpón Miras; a quien nadie ha elegido democráticamente. El puesto se lo regalan entre Ciudadanos y Vox (la bestia parda), los antidemócratas sirviéndose de la democracia. Cuántos electores engañados como en un teatrillo de sombras chinescas, votan por estos falsos demócratas?
De los que les votan a sabiendas, mejor no hablar; no merecen ni que se les dirija la palabra, ni que se repare en su existencia. No representan a nadie, más que a sí mismos, o, como mucho, a quienes les sostienen en sus cargos mientras sangran a la ciudadanía, por uno y otro lado.
Estos individuos que hoy ostentan el poder político en nuestro país, son la degeneración de la política; una especie en extinción; pero desgraciadamente subida a nuestras espaldas, de las que va a resultar difícil despojarse. Nos están costando la vida de muchas personas innecesariamente, personas asesinadas por un Sistema que desposee a unos para beneficio de otros; siembran la zozobra entre las personas más débiles, para mantenernos ocupadas en pequeñas escaramuzas cotidianas (cuidado que cuestan muchas vidas); para colarnos leyes que les protegen sólo a ellos, los elegidos; mientras los demás, padecemos toda suerte de calamidades. Estos prebostes de lo ajeno, NO NOS REPRESENTAN.
No pueden representar a quien echan de su casa, no pueden representar a los millones de parados, no pueden representar a quienes son perseguidos por su raza, por su religión, por su elección sexual. No pueden representar si nos niegan el acceso a una Sanidad que pagamos con nuestros impuestos y que han gestionado fatal; no pueden representar a los jóvenes y niños a quienes les niegan el acceso a una Educación Pública y gratuita (no recuerdo que esto haya ocurrido jamás); no pueden representar a los millones de jubilados a los que niegan el derecho a una vejez digna, con unas pensiones y una atención que se han costeado a lo largo de los años trabajados.
Estos mercachifles de la política, sólo se representan a ellos mismos, se endiosan por suponerse en un estatus por encima de los demás mortales, quedan deslumbrados por el brillo de su propia soberbia y pasan de quienes les hemos otorgado ese exiguo poder que ostentan. No son nada.
Hoy y mañana, y pasado mañana, en compañía de los nuestros, en quienes confiamos, las personas cercanas, las que te devuelven la sonrisa, las que te buscan en el abrazo, las que se preocupan por ti, las que no buscan más que armonía, las que aman y comparten…
Nos vais a tener muy cerca gritando hasta desgañitarnos, que NO NOS REPRESENTAN.
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