Turquía acusa a la Unión Europea de «no ser neutral» en Libia

En su primer viaje oficial a Turquía, la ministra de Exteriores española, Arancha González Laya, trató de erigirse en mediadora entre Ankara y la Unión Europea y se llevó el mensaje alto y claro de su homólogo Mevut Cavusoglu, que acusó a la misión puesta en marcha por la UE para velar por el cumplimiento de embargo de armas en Libia de «no neutral». La visita se produjo en un contexto de creciente tensión entre turcos y franceses por el papel decisivo que juega Turquía en Libia, donde apoya al Gobierno de Unidad Nacional de Trípoli al que reconoce la ONU, y por el choque con Grecia debido a la prospección de hidrocarburos en aguas del Mediterráneo Oriental. A este descontento se le sumó la reciente reconversión de Santa Sofía en mezquita, toda una «provocación» en palabras del Gobierno de Atenas.

«Buena discusión sobre el impulso a la relación comercial entre los dos países, las medidas de confianza para desescalar tensiones en el Mediterráneo Oriental y el impulso a la negociación política en Libia bajo el auspicio de la ONU», este fue el resumen que hizo en su cuenta de Twitter la ministra. Este tono positivo en redes sociales contrastó con las importantes diferencias que se percibieron en los mensajes enviados por cada parte al final del encuentro.

Respecto a Libia, González Laya insistió en la necesidad de «apoyar la decisión de Naciones Unidas y respetar el embargo de armas» y ensalzó la importancia de la operación Irini, lanzada por la UE para frenar el tráfico ilegal de armas. El ministro turco le respondió de forma rotunda para decirle que Irini «no es neutral. Ayuda a Haftar -líder de las fuerzas rebeldes- y castiga al Gobierno del Acuerdo Nacional (GNA), que es el único gobierno legítimo. Las armas que llegan desde Egipto, ¿se controlan? No. Las armas que llegan en avión desde Siria o desde Rusia, Francia o Emiratos Árabes ¿se controlan? No».

La guerra en Libia se ha convertido en una mini guerra mundial que enfrenta a Turquía y Catar, aliados del Gobierno de Trípoli, con el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), liderado por Haftar y respaldado por Rusia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Francia y Egipto.

La sorpresa saltó cuando la jefa de la diplomacia española aseguró que «hemos llegado a un punto de inflexión el las prospecciones del Mediterráneo (…) Considero que su intención de detener la exploración durante un mes para dar espacio al diálogo es una señal de confianza». Este anuncio, sin embargo, no recibió respuesta alguna por parte de Cavusoglu, que no dijo una palabra sobre este supuesto plan para detener los trabajos de la búsqueda de hidrocarburos entre Creta y Chipre que ha provocado la ira de Grecia, que exige a la UE que imponga sanciones a Ankara.

Santa Sofía, «casa común»

La visita comenzó con una ofrenda floral en el mausoleo de Mustafá Kemal Ataturk, padre de la Turquía moderna y la persona que, entre otras cosas, decidió convertir Santa Sofía en museo. 86 años después Recep Tayyip Erdogan decidió dar marcha atrás, volver a hacer de este templo nacido como iglesia bizantina un lugar de culto islámico y este fue el tercer gran tema abordado. «Para España es importante que se mantenga el espíritu de este monumento, que es una casa común», señaló González Laya. A lo que su homólogo replicó que «si se refiere a una casa común para preservar Santa Sofía como un lugar que es patrimonio cultural de la humanidad con todas sus características y que está abierto a todos. Esto está bien, pero si se refiere a que Santa Sofía, que fue convertida en una gran mezquita, permanecerá como un lugar donde otras creencias también puedan rezar, no estamos de acuerdo con eso».