Economía colombiana cayó 9,6 % en julio, según el indicador del DANE
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Economía colombiana cayó 9,6 % en julio, según el indicador del DANE

La economía colombiana tuvo una contracción anual de 9,6 % en julio respecto al mismo mes del año anterior, de acuerdo con el Indicador de Seguimiento a la Economía del DANE. Esto significa que entre enero y julio de 2020 la variación acumulada es de -7,7 %. Lea también: economía colombiana sufre la peor caída trimestral desde 1994 La entidad reveló además que si se compara el resultado mes a mes se tiene que la economía creció 2,57 % el mes pasado respecto a junio de 2020. Si bien la cifra se ubica en terreno positivo, es mucho menor que las tasas registradas en mayo (5,35 %) y junio (5,44 %). Hasta el momento la contracción intermensual más alta del año sigue siendo la de abril con -15,28 %. “Sin bien la senda de reactivación de la economía colombiana se está evidenciando porque el resultado sigue siendo positivo, la velocidad en el mes de julio se desaceleró casi a la mitad;

Mayerlis Pertuz | 29 sep 2020

Economía 

 

Aunque desde mayo las tasas intermensuales se ubican en terreno positivo, la variación de julio es apenas la mitad de la de los dos meses anteriores.

 

La economía colombiana tuvo una contracción anual de 9,6 % en julio respecto al mismo mes del año anterior, de acuerdo con el Indicador de Seguimiento a la Economía del DANE. Esto significa que entre enero y julio de 2020 la variación acumulada es de -7,7 %.

Lea también: economía colombiana sufre la peor caída trimestral desde 1994 

La entidad reveló además que si se compara el resultado mes a mes se tiene que la economía creció 2,57 % el mes pasado respecto a junio de 2020. Si bien la cifra se ubica en terreno positivo, es mucho menor que las tasas registradas en mayo (5,35 %) y junio (5,44 %). Hasta el momento la contracción intermensual más alta del año sigue siendo la de abril con -15,28 %.

“Sin bien la senda de reactivación de la economía colombiana se está evidenciando porque el resultado sigue siendo positivo, la velocidad en el mes de julio se desaceleró casi a la mitad; en promedio en mayo y junio las tasas de crecimiento intermensual superaron el 5 %”, dijo el director del DANE, Juan Daniel Oviedo. De forma más desagregada, el DANE mostró que el peor comportamiento anual lo han tenido las actividades primarias, es decir las agropecuarias y las extractivas de petróleo y minerales, aunque se vienen recuperando. Para julio cayeron 6,4 %, jalonado por la producción de alimentos.

 

 

Por el contrario, las actividades secundarias dejan ver una importante recuperación. Para julio tuvieron una variación anual de -12,5 % (la más alta del mes), pero en abril alcanzó a llegar a -43,2 %, un comportamiento que, según Oviedo, “se podía inferir en la medida en que el sector manufacturero tuvo una contracción cercana al -9 % en junio y de -8,5 % para julio”. Sin embargo, en este grupo, donde se incluyen sectores como el de construcción, el crecimiento intermensual (julio vs. junio) fue de apenas 0,9 %; en junio fue de 14,6 % y en mayo de 26,1 %.

También hay una senda de corrección en las actividades terciarias, pues la variación de julio (9,3 %) tiene un ajuste de casi 6,5 puntos en valores absolutos respecto a abril (-15,9 %), cuando se dio la contracción máxima. De hecho, estas actividades, que representan dos terceras partes de la economía, explicaron 6,4 puntos porcentuales de la contracción de julio. Oviedo explicó que particularmente en comercio y servicios se observó una estabilización de las tasas de crecimiento intermensual cercanas al 3 %.

Por actividades, 8 de las 12 ramas tuvieron en julio de 2020 un crecimiento inferior al promedio que se registra desde enero de 2015 (1,58 %). Aquí destacan la caída en explotación de minas y canteras, que llegó a ser de dos dígitos; la construcción y las actividades artísticas y de entretenimiento.

Las únicas categorías por encima de la mencionada variación fueron actividades inmobiliarias (1,6 %) y agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca (3,6 %). Por su parte, las actividades financieras y de seguros de información y comunicaciones se ubicaron por debajo del promedio de referencia (1,58 %), pero en el rango positivo.

Así lo confirma un estudio del bufete Life Abogados sobre la continuidad de la empresa familiar. El estudio revela que los negocios familiares que sobreviven a la tercera generación sólo representan un 2,6% del total. Según explica el bufete esta cifra se debe “a los problemas derivados de una mala planificación en las sucesiones y a una falta de profesionalización por parte de los miembros de la familia en la tercera generación, lo que lleva a un buen número de empresas a apostar por gestores externos”.

Desde el Instituto de la Empresa Familiar explican que, para asegurar la continuidad de los negocios, es necesario una clara distinción entre los roles familiares y empresariales de las personas, una acertada planificación de los procesos de sucesión generacional y un diseño adecuado de los órganos de gobierno, tanto para la empresa como para la familia.

De todos estos aspectos, el Instituto considera que “es imprescindible planificar adecuadamente los procesos de sucesión generacional para garantizar la continuidad de la empresa”. Para ello recomienda planificar el traspaso de la empresa con tiempo, afrontando la decisión como un plan estratégico. Según el Instituto hay que transmitir al candidato los valores del negocio, la visión a largo plazo de la actividad y el espíritu emprendedor.

También, y para evitar cualquier conflicto familiar que las decisiones tomadas en el negocio puedan acarrear, recomiendan que desde un principio se pongan en marcha políticas de 

"comunicación amplias y transparentes y se creen mecanismos específicos que permitan llegar a acuerdos generales en el seno de la familia".

 Esto se hace mediante los denominados “Consejos de Familia, que tienen como objetivo fomentar las relaciones entre los distintos miembros, detectar las posibles desavenencias y transmitir o reflexionar sobre los distintos aspectos vinculados con la filosofía del negocio familiar. A la vez, que se diseña también un marco de actuación para todos los miembros de la familia y para sus relaciones con la empresa, en el que se establezcan las reglas del juego”. Todo ello irá recogido en un documento que se conoce como ‘protocolo familiar’, que es el código de conducta que regula las relaciones profesionales y económicas entre los miembros de la familia y la empresa, "teniendo como objetivo primordial asegurar la continuidad de la compañía”. 

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