Todo se reduce a que la empresa quiso reducir costes. Los coches diésel necesitan dos tipos de filtros: Uno para para reducir las partículas sólidas, la ceniza, que contiene benzopirenos, una sustancia muy dañina para la salud. El otro sirve para retener o transformar las emisiones de óxido de nitrógeno (NxO). Esto se puede conseguir con un depósito adicional llamado AdBlue. Se puede hacer todo esto y encarecer el precio, u optar por intentar engañar a las agencias medioambientales. Volkswagen escogió lo segundo.
La firma ha pedido disculpas, apartado 6.500 millones de euros de reservas para solucionar el problema y asegurado que trabajan a toda velocidad para aclarar lo ocurrido. Pero tal vez ya es demasiado tarde, pues se vendieron 11 millones de vehículos en todo el mundo con este sistema. Entre ellos están los modelos del Golf TDI fabricados entre 2009 y 2015, el Jetta, Beetle y el Audi A3s, además de los Passat fabricados entre 2014 y 2015
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