AD10S

Un día los ángeles dejaron de cantar. Un país se enmudeció por completo. El mundo del fútbol, que se había detenido por la COVID-19, volvió a frenarse. Increíble pero real, Diego Armando Maradona falleció. Cuesta verdaderamente creer que esto iba a ocurrir en algún momento. Ya habíamos tenido un susto en 2004 y el "10" la gambeteó como el solo supo hacerlo.

Una realidad de la que nadie quería ser el primero en dar la primicia. El relato de esta muerte anunciada, comienza a las 11 de la mañana (horario de Argentina), 15 horas en España. Maradona se había descompensado junto a su sobrino, quien lo acompañó días después de su operación del hematóma subdural que le habían detectado en su cerebro. 3 ambulancias aparecieron en la casa del astro argentino. Al Diego tenía un infarto y los médicos trataron de reanimarlo de todas las maneras posibles.

Los canales argentinos como 90 minutos de fútbol (ESPN), Superfútbol (TyC Sports), entre otros, no querían decir lo peor sin antes verificar otras fuentes de lo que estaba ocurriendo. Fueron momentos de sufrimiento al aire. Los periodistas no estaban preparados. Tras unos instantes de silencio, se confirmó lo peor: "El Diego" no aguantó.

Todo un país que estaba en su "nueva normalidad", se cayó a pedazos. Todos los medios del mundo hicieron eco de de lo ocurrido. El primero en confrimarlo y oficializar el fallecimiento del mejor jugador de todos los tiempos, fue el Diario Clarín (Argentina). Mucho se dice de que, más allá del momento que se esté atravesando, uno tiene que mantener la compostura y continuar en modo profesional. Esto fue la excepción a TODO. 

"Pelusa", "El Nene", "Diego", "Dieguito" o como más quieran llamarlo, no se fue. Cada vez que la pelota ruede, él va a estar ahí. Si, le van a faltar unos gajos al balón. Se le quedaron pegados en esa zurda prodigiosa que a muchos dio alegrias y a otros dejó maravillado con tanto fútbol. Vuele "Barrilete Cósmico" y regrese al planeta del que vino.